La desmotivación de los alumnos en el centro escolar en la ESO es uno de los grandes retos del sistema educativo actual. No solo afecta al rendimiento académico, sino que tiene consecuencias directas en la autoestima, las relaciones sociales y el bienestar emocional de los adolescentes
Abordar este problema requiere entender sus causas y, sobre todo, replantear las metodologías docentes, evitando que la clase se convierta en un monólogo interminable.
¿Por qué los alumnos de la ESO están desmotivados?
Diversos estudios y observaciones en el aula coinciden en que la desmotivación escolar en Secundaria responde a múltiples factores:
- Percepción de las asignaturas como densas y poco aplicables: El alumnado suele considerar que los contenidos son excesivamente teóricos, fragmentados y alejados de su realidad, lo que genera aburrimiento y desconexión
- Falta de sentido práctico: Muchos estudiantes no encuentran utilidad en lo que aprenden, lo que refuerza la idea de que “esto no sirve para nada”.
- Problemas emocionales y sociales: La falta de apoyo familiar, las relaciones conflictivas con compañeros o profesores y las dificultades personales también influyen directamente en la motivación
- Metodologías poco participativas: El uso excesivo de clases magistrales y monólogos del profesor limita la participación activa del alumno, lo que disminuye su interés y compromiso.
El error de hacer monólogos en clase
Convertir la clase en un monólogo, donde el profesor es el único protagonista y el alumno un mero espectador, es uno de los principales errores metodológicos en la ESO. Rosa María Fuchs, experta en docencia, lo resume así:
“Es un error llevar tu clase como si fuera un monólogo. Es un error que no prestes atención a lo que de verdad está pasando ahí. Debemos tratar de ir combinando actividades. Dar un espacio para las preguntas y las dinámicas que puedan tener los alumnos. No todo puede ser en función del profesor hablando”
¿Por qué el monólogo desmotiva?
- Falta de interacción: El monólogo impide que los alumnos participen, pregunten, debatan o relacionen los contenidos con su realidad. La pasividad genera apatía y desinterés
- Ausencia de aprendizaje significativo: El aprendizaje memorístico y mecánico, típico de las clases magistrales, no motiva. Los alumnos necesitan entender y encontrar sentido a lo que estudian para disfrutar y comprometerse con la tarea
- Desconexión emocional: Sin espacios para el diálogo y la expresión, los adolescentes sienten que sus inquietudes y opiniones no importan, lo que refuerza la distancia con el profesor y la materia
Alternativas al monólogo: cómo motivar en la ESO
Para revertir la desmotivación, es fundamental transformar la dinámica del aula:
- Fomentar la participación y el debate: Espacios donde los alumnos puedan opinar, preguntar y relacionar los contenidos con su vida cotidiana aumentan la motivación y el aprendizaje significativo
- Aplicar metodologías activas: El aprendizaje basado en proyectos, el trabajo en equipo y los retos prácticos hacen que los estudiantes se sientan protagonistas de su propio aprendizaje
- Mostrar la utilidad del conocimiento: Relacionar los contenidos con situaciones reales y problemas actuales ayuda a que los alumnos perciban su valor más allá de los exámenes
- Mentoring y acompañamiento individualizado: Programas de mentoring y tutoría mejoran la autoestima, la autonomía y el sentido de pertenencia, factores clave para la motivación
Conclusión de la desmotivación de los alumnos.
La desmotivación en la ESO no es inevitable, pero requiere un cambio profundo en la manera de enseñar. Evitar el monólogo y apostar por metodologías activas y participativas es la clave para devolver el interés y la ilusión por aprender a nuestros adolescentes. Solo así lograremos que la escuela sea un espacio de crecimiento personal y académico, y no un mero trámite para superar exámenes.
Deja una respuesta