Sierra de Guara: Aventura entre cañones, cuevas y paisajes únicos

Si hay un lugar en Aragón donde la naturaleza se expresa con total libertad, ese es la Sierra de Guara. En mi paso por esta zona del Prepirineo, entendí por qué se ha convertido en uno de los destinos más populares de Europa para el barranquismo: esculpida por el agua, moldeada por el viento y vestida de silencio, Guara es pura adrenalina… y también calma.

Barranquismo: emoción en estado puro

Me animé a hacer mi primer descenso de barranco en el Formiga, una joya accesible para principiantes pero con saltos, toboganes y pozas de agua cristalina que no tienen nada que envidiar a rutas más técnicas. Equipado con neopreno, casco y arnés, y acompañado por un guía local, me lancé a la aventura. Saltar a una poza desde varios metros, deslizarse entre rocas pulidas y nadar en cañones estrechos es algo que no se olvida.

Y esto es solo un ejemplo. La sierra cuenta con docenas de barrancos, como el Vero, Mascún o Peonera, que combinan deporte, paisaje y diversión de forma única.

Cuevas y arte rupestre

La Sierra de Guara no es solo agua y aventura. También es un tesoro arqueológico. Visité la Cueva de la Fuente del Trucho, uno de los pocos lugares en Aragón donde pueden verse pinturas rupestres paleolíticas. Estar frente a esos trazos prehistóricos, en un entorno tan remoto, produce una sensación difícil de describir.

El parque natural también alberga numerosas grutas y abrigos, muchos con arte rupestre levantino, declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO. Para amantes de la historia y la antropología, es una visita imprescindible.

Senderismo y naturaleza viva

Guara también es ideal para el senderismo. Recorrí parte de la ruta entre Alquézar y el cañón del río Vero, pasando por pasarelas suspendidas y miradores espectaculares. El paisaje, mezcla de bosque mediterráneo, roca caliza y agua, es profundamente evocador.

Además, el avistamiento de aves rapaces —especialmente buitres leonados— es otro de sus grandes atractivos.

Consejos de viajero

  • Verano y primavera son ideales para barranquismo, siempre con guía si eres principiante.
  • En otoño e invierno, las rutas a pie y la exploración de cuevas ganan protagonismo.
  • Alquézar es el mejor punto base: un pueblo precioso, con buena gastronomía y acceso fácil a muchas rutas.

La Sierra de Guara me regaló uno de los viajes más intensos y variados que he vivido: desde lanzarme por un cañón hasta caminar en silencio por un desfiladero milenario. Aquí, la naturaleza no es un decorado: es protagonista. Y tú, solo tienes que dejarte llevar.


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