Alquézar: Encanto medieval en el corazón de la Sierra de Guara

Durante mi escapada por el Pirineo aragonés, me enamoré del pequeño pueblo de Alquézar, un rincón con tanta magia y autenticidad que invita a desconectar y sumergirse en la naturaleza y la historia. Situado en plena Sierra de Guara, este pueblo conserva intacto su sabor medieval y es un destino perfecto para quienes buscan turismo rural con paisajes de ensueño y actividades al aire libre.

Un pueblo colgado entre rocas

Alquézar se asienta sobre un promontorio rocoso que domina el cañón del río Vero, declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Sus calles estrechas y empedradas, sus casas de piedra y el imponente castillo-fortaleza que corona el pueblo crean un ambiente único, donde parece que el tiempo se haya detenido.

Subir hasta el castillo es un paseo imprescindible: las vistas sobre los cañones, las montañas y los campos de olivos y almendros son simplemente espectaculares. Me senté en uno de sus miradores y contemplé el contraste de colores entre el verde intenso del bosque y el ocre de la piedra.

Turismo rural y aventura natural

Alquézar no solo cautiva por su arquitectura y ambiente medieval, sino también por ser la puerta de entrada a la Sierra de Guara, un paraíso para el barranquismo, senderismo y la observación de aves. Desde el pueblo salen numerosas rutas para descubrir cuevas, cañones y paisajes salvajes que dejan huella.

Durante mi estancia, aproveché para hacer una ruta de senderismo por el Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara, que incluye pasos por puentes colgantes y miradores espectaculares. La mezcla de adrenalina y belleza natural fue inolvidable.

Vida tranquila y sabor local

Al caer la tarde, pasear por Alquézar es un placer. Encontré pequeños restaurantes familiares donde degustar platos típicos aragoneses: migas, ternasco y vinos del Somontano. La atmósfera de calma y la luz dorada de la puesta de sol sobre las piedras centenarias crean un ambiente perfecto para desconectar.

Consejos para la visita

  • Hospédate en alguna casa rural del pueblo para vivir la experiencia completa.
  • Lleva calzado adecuado si planeas hacer senderismo o barranquismo.
  • Reserva con antelación si visitas en temporada alta; es un destino muy popular.
  • No te pierdas la iglesia colegiata de Santa María la Mayor, con su claustro románico.

Alquézar fue para mí uno de esos descubrimientos que uno no olvida: un pueblo pequeño pero lleno de vida, historia y naturaleza. Perfecto para quien quiere combinar el turismo cultural con la aventura rural, y para dejarse envolver por la tranquilidad que solo un lugar auténtico puede ofrecer. Un rincón para regresar.


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